lunes, 20 de octubre de 2008

La libertad surrealista.

Se ha impuesto un pobre ejercicio de libertad, en Cuba, donde las opiniones que se expresan pueden convertirse en sogas puestas al cuello.

La critica y la autocrítica brillan por su ausencia es la peor mascarada o la mas irresponsable pesadilla que se advierte al enfocar cualquier segmento de la vida publica .

Mientras mas se degrada la vida social y económica crece la extraordinaria misión de informar y hacer llegar la verdad de la situación que vive el pueblo, al mundo.

La prensa oficial, ha dejado desde hace mucho tiempo de ser creíble, desdibujando un mundo interior y exportando una imagen falsa de la realidad de su entorno.

El sistema como razón de Estado, alimenta los canales que han de decir, cuando y como las cuestiones elementales que son de importancia, a la población en su toma de decisiones,
Un fraude, donde da la impresión de nunca suceder algo verdaderamente digno de contarse.

Al punto de proclamar hacia fuera los niveles de crecimiento sostenido de una economía en bancarrota.

Mientras en la mesa del pueblo, no aparece desde hace una buena cantidad de años un pedazo de carne y un poco de arroz, no pidamos otro tipo de platillos que han dejado de mencionarse al menos en las humildes mesas de los comensales proletarios.

Con tanta hipocresía, se culpa a otros de tamaña suerte mientras la prensa y la radio nacional sigue dibujando un país que nadie reconoce y el discurso oficial se torna mas ajeno y absurdo, como un cuento surrealista o una suerte de novela noticiosa, donde lo único cierto es, la fecha.

No sabemos como va a desarrollarse el futuro inmediato en el área informativa, pero un mundo se mueve vertiginosamente, narrando el acontecer diario.

Por parte de gentes del pueblo que accede a lograr conectarse por breves minutos sujetos a maromas inimaginables.

Arriesgando la poca libertad de que se goza. Para contar sus avatares y sus penurias y algún que otro chiste con sabor a lagrimas.


Llegan justo a la fresca brisa de la comunicación por Internet.

A la que tanto teme el Gobierno Castrista.

Ahí se empiezan a dar las nuevas batallas.

Entre la realidad circundante y la desinformación, que por parte del sistema oficial cuenta con los más sofisticados recursos a su favor.

Las opiniones que se expresen estarán sujetas a una grave represión, con el claro objetivo de atemorizar y silenciar a los atrevidos que pretendan violar las disposiciones oficiales.

Lloverán las acusaciones de traidores y gusanos y agentes infiltrados de la CIA.

Y también se multiplicaran los valientes y arriesgados que lo entreguen todo,
Por esos que están expuestos a la primera redada debemos estar alertas y listos a denunciar, para evitar el atropello a un derecho genuino de cualquier nación.

La libre expresión, donde el pleno ejercicio de expresarse no sea convertido en un brutal aumento de condenas y atropellos a los derechos humanos de un pueblo que ya no desea ser cómplice de un sistema que los nulifica y veja.

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