viernes, 10 de abril de 2009

Al final sabré.


Se pierde el silencio en la bruma del tiempo
Deliberado exasperante y tierno
Como abrazar a un niño que no se deja por que falta
En las soledades de los abrazos y tu no sabes porque y la vida tampoco
Mas allá de últimos instantes traspasado el tiempo
Separados cuerpo y alma, sabré entonces de los largos silencios
Y de los abrazos que nunca fueron míos.

Cada silencio advierte un nuevo amanecer radiante
Desde el otro lado del mar la gente no puede ver mis ojos
Si lloro, cuando digo que sonrió, riendo cuando estoy llorando.
La intensidad frenética al recordar tus besos esos labios mordidos y sedientos. Besados por tantos, egoístamente perversos y una vez míos.

Como mi sangre, viajera explosiva que amenaza estallarme por dentro.
Inconclusa la obra, que venga. Al cabo la he amado tanto, tan profundamente
Que pueden ser de otros sus labios y besarla mil gentes diferentes y aún siento su entrega quemándome por dentro.

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