viernes, 10 de abril de 2009

Méxicana.


La amaba sin querer cambiarla, asumiendo que ella no deseaba ser cambiada.
Me gustaba como era sin añadir, ni sustraer.
Atada a la cintura la silueta del tiempo, embebía mirarla.
Si fui atado a su vida por cuestiones de suerte, viva la suerte. !
Una tarde cayo de repente como las hojas de los grandes árboles.
Frente a mí su sonrisa y sus alcatraces perfumados.
Como dos sombras de una misma persona.
Y al fondo el agua azul y el cielo límpido sin presagiar tormentas.
Quien me lo hubiera dicho que cambiaria un largo lagarto verde, por un beso de esos labios.

En entera libertad, como una hoja en el viento, una flor en el campo, el vuelo de un ave que vemos pasar.
Amé su boca, su acento musical, y sus gestos al hablar.
Pero más amé, su inteligencia, su razonar y las muchas cosas que aprendí a su lado.
Cuando no pudo ser mas, recogí mi historia, la guarde en una vieja maleta, la puse en el aire y me volví cometa.
Lo demás ni yo mismo lo entiendo, cuando la he vuelto a ver tiemblo, cuando la sueño, amanezco contrariado.
Hay personas que por mas que queramos debemos dejar libres.
Hay hadas que suelen semejarse a mujeres pero nunca pueden llegar a serlo.
la pintura es del famoso pintor cubano y amigo, Servando Cabrera Moreno. con cariño.

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