lunes, 18 de mayo de 2009

Circulares.


No me pidas que describa el mundo con la legendaria mirada de los afortunados.
Pasando a horcajadas sobre el velo de las cosas que se dejaron olvidadas.
Contaré las historias en que a solas, bañado de sudor y esclavizado el modo de decir las ideas
soñaba con un mundo que de arriba permitiera, que fueran escuchados mis clamores.
Del otro lado los quebrantos, insufribles de los desafortunados
minaban las contadas ocasiones que el pudor insipiente proclamaba.
Desnudos en largos y trenzados hilos la fila eterna de la sentencia
Mas nadie atizaba las brazas necesarias que fundieran los hierros oxidados en su centenaria historia de pesares.
Al fondo las sirenas de los barcos eran poco a poco ahogadas por los sollozos de los sufrimientos.
Al centro de la vida misma, la persistente razón tratando de abrirse camino, iba muriendo.

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