martes, 5 de mayo de 2009

La ciudad y el tiempo.

Mientras la ciudad se atiborra de palabras sin soporte
Tus manos encallecidas piden suplicante una limosna.
Las mismas manos que convirtieron
Los viejos caminos empolvados
En aceras y autopistas deslumbrantes
Soportales a los cuales vienen los ancianos pobres y trabajados
Guareciéndose del roció fresco de la madrugada
Sin mas pan que la miseria y más cobijo que el olvido
Desamparo entre tanto la ciudad se adorna de consignasY los hombres juegan a engañarse y engañar

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