viernes, 5 de febrero de 2010

Algo para meditar.


No temas a los que matan al cuerpo, que el espíritu no pueden matar.






Siempre evito profundizar en las cuestiones morales que tuvo que sortear José Maria Heredia para poder regresar a Cuba, que por aquellos años era una colonia española.

Entiendo las emocionales y ellas justifican su actuar.

Marti, no pudo evitar el retorno y lo hace bajo los nombres de Julián Pérez. Cuantos casos no registrará la historia.

Hoy lo hace otro escritor cubano, Eliseo Alberto, Lichy, mañana puedo ser yo.

Mi primo hermano vivía en Fontanar, en la propia Habana y cuando el cáncer que lo aquejaba estaba por concluir con su existencia, pidió que lo llevaran a la casa donde había nacido en Playa.

Quien soy yo para cuestionar tales situaciones personales.

Sin embargo nada impide que discierne sobre un asunto de extrema prioridad: La salud, la vida, los principios, la muerte.

Tendré que seguir esperando mi momento. Confió en Dios que amaine mi orgullo. Los principios siempre son relativos.

Me dolería saber que los que  matan la libertad, puedan salvarme en lo físico.

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