jueves, 28 de abril de 2011

La Televisión es el opio de los pueblos

La prensa televisiva mexicana arma el circo acostumbrado a los grandes eventos, instala los potentes reflectores y con la confabulación del inconsciente penetra en millones de hogares  para llevar hasta la sala de su casa la boda del nuevo siglo.

Tal cual  fue en el siglo XX la boda de Diana y Carlos, que al poco rato daban más de que hablar que la boda de los naquitos de la esquina, que se tiraban sin ningún protocolo las trastos a la cabeza.

Pero esta sociedad mexicana en crisis, está ávida de teatro,  hastiados de escuchar las mismas terribles noticias, más de 150 cadáveres descubiertos en fosas comunes en Tamaulipas, asalto con granadas en el puerto de Tampico, Monterrey es una ciudad sitiada, y en muchas zonas de la Huasteca Potosina sin mediar ley de por medio existe un toque de queda real, si no infórmese que sucede en Ciudad Valles.

Es menester darle entonces al pueblo, si no la seguridad que ya nos cansamos de pedir a nuestros ineficientes mandos policiales,  la parafernalia de una felicidad de oropel que,  y con los antecedentes de la realeza inglesa que desde tiempos inmemoriales se ha caracterizado por los descomunales escándalos, el despliegue de un bodorrio que al menos no será perfecto, pero hará olvidar por un rato la triste degradación de la  existencia a los descendientes de la aristocracia Azteca. 

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