martes, 15 de noviembre de 2011

Una mirada al feudalismo mexicano del siglo XXI

 Muchos recordamos la bonanza vivida en el gobierno de Salinas de Gortari, que detuvo el peso en 3.30 y los productos no aumentaban de precio. Al enmascarar el libre cambio, creo una falsa burbuja  financiera, sin embargo para muchos que ganábamos casi el mínimo por aquellos años, nos dio tranquilidad y aunque recibíamos pocos ingresos, nos permitía con 100 pesos semanales, hacer una despensa básica y no pasar penurias.

No estoy precisamente intentando hacer una defensa a ultranza de un gobierno que tuvo muchos desaciertos. Deseo mostrar parámetros que nos sitúen en la fecha actual y permitan al menos decir , no ya entender, que tipo de situación mercantil se vive hoy día.

Qué podemos comprar con 100 pesos mexicanos hoy, no responde la pregunta, me enredaría en una lista de productos, sin lograr explicar el asunto.

Con ese gobierno se daba inicio al esquema del Neo liberalismo, sin embargo el descalabro de las finanzas familiares no se hizo notar bajo su sexenio.

Las dos  últimas administraciones políticas hacen énfasis en hablarnos de algo, que no pone sobre la mesa la tan ansiada remesa de productos a precio razonable, las arcas de la nación jamás estuvieron más saludables. 

Sin embargo en la realidad no deja de ser pura palabrería.  Altos índices de desempleo marcan al país, las filas de la delincuencia se nutren diariamente de jóvenes que no tiene oficio , ni beneficio, y son reclutados por bandas al margen de la ley que ofrecen sueldos mucho mayores a los del propio Estado ofrece y la propia iniciativa privada. 

El mensaje que se envía a los ciudadanos es que el negocio de los grupos al margen de la ley deja más dividendos que los ofrecidos bajo la ley.

Si los establecidos bajo la ley , y que "pagan impuestos," como se llenan la boca en decir, no pueden competir con aquellos otros, es sembrar , en un terreno muy lastimado, la semilla de la  delincuencia.

Lo cierto es que en México el valor monetario de la hora laboral es miserable , se trabaja en general bajo condiciones de inseguridad y el Estado al cerrar el ojo se vuelve cómplice cínico y parte de la problemática social.  

Qué tal si cambiamos de paradigmas, y empezamos a normar las relaciones obrero patronales, si en vez de pagar a un trabajador al día 10 dolares promedio, (cuando nuestra aspiración como nación debe estar enfocada a emular las economías del grupo de los 20, y lo digo sin sorna, aunque de manera irónica, queremos pertenecer a un grupo , pero nos comportamos como de otro, bonita manera de hacernos locos), empezamos a incrementar los salarios mínimos y detenemos un poco los salarios medios, con la intención de provocar un mejoramiento de la vida en todos aquellos que con su mano de obra ayudan a crear la riqueza de unos grupos que la mayoría de las veces eluden sus compromisos de impuestos y se enriquecen sin que les moleste un ápice la conciencia. 

Fomentan la usura y desconocen que un porcentaje decente de la  plusvalía puede generar un nivel de bienestar en el trabajador que eleve su nivel de vida y por ende conforte a los que producen la riqueza. Sin que por ello sus capitales se vean diezmados. en el fondo no deja de haber gran avaricia y desprecio por los verdaderos creadores de la riqueza, por parte de los grupos económicos de poder. 

Todo esto se da ante un Estado indiferente y cómplice , porque la estructura del Estado es parte vital de este poder. Es parte intrínseca del despojo brutal del empleado.

Es cierto que la ignorancia fomenta otro tipo de situaciones. Ya vemos como se nutren a manos llenas las bandas delincuenciales de jóvenes que no pueden aspirar a estudiar, ni a trabajar. Tal vez lo que voy a decir, se lea muy  fuerte, las escuelas del  Gobierno, esas que se  anuncian y lo marca la Constitución , como "gratuitas", cobran cada semestre, (en el caso del nivel preparatorio, lo puedo constatar y probar), cifras que afectan directamente al ingreso familiar, sin que nadie, ni padres, organismos no gubernamentales, iglesias , etc, digan algo o se intente poner un alto a tan alevoso atraco.

Esto provoca un éxodo considerable de material humano que por motivos financieros tiene que abandonar los estudios. 

Quienes pagan los sueldos de los maestros, la educación es un sector subsidiado con  los impuestos de todos, en verdad la educación no es productiva, no genera de manera directa ingresos a la nación. Pero un pueblo preparado eleva el nivel de vida y entre todos el nivel de México.

Entonces si es nuestro interés pertenecer al grupito de los 20, nuestra mira inmediata debería empezar poniendo mayor celo en el sector educativo, empezando por cancelar el negocio de cobrar cuotas que se contrapone con lo marcado en la Carta Magna de México, aprobada y en vigencia. 

Elevar los salarios , obligar mediante leyes que todos los trabajadores reciban prestaciones por ley y exigir a los industriales y patrones el cumplimiento cabal de tales medidas. Cambiar el cobro de impuestos e incrementar la base contributiva. Enfocarse al mercado interno y sin que por ello se afecte el externo. 

Ir pensando en imitar no solo algunas cosas del Grupo de los 20 (extranjero), no me refiero a Bimbo, Femsa, Pepsico, Coppel o Salinas Pliego,  también las cosas que benefician a nuestro pueblo. 

Empezar a desinflar los precios de los productos básicos para hacer que un peso mexicano tenga el verdadero valor que le da lo que se puede adquirir con el. 

No es con más ejercito y represión como vamos a detener la violencia, o la crisis económica y de valores que padecemos, es haciendo que nuestro proyecto de nación sea incluyente y la riqueza que se genera entre todos, ayude a levantar el nivel de vida de los que menos tienen.

Invertir en equidad y bienestar, alejará la violencia Y un pueblo con mayores niveles educativos, estará preparado para entrar a competir a un grupo selecto, en igualdad de condiciones, no como mano de obra barata.


1 comentario:

L. de Guereñu Polán dijo...

Razón tenía el gran Humboldt cuando decía que México era el país de la desigualdad.