miércoles, 3 de abril de 2013

Por sus frutos los conoceréis.




En su periplo por algunos lugares significativos del orbe y otros, al menos para algunos cubanos, no tanto, la blogger Yoani Sánchez, de agenda llena y corazón contento, desata eufóricas respuestas de parte de amigos y enemigos.

Dejando a un lado la específica labor desempeñada por Sánchez a través de las redes sociales, ha puesto otra vez el nombre de Cuba y su compleja situación política en boca de muchos.

Para los fines que persigo es un acierto indiscutible. Se debe invocar a Cuba para romper cadenas y no para lucrar con ella.

Agradezco a quién de la forma que sea contribuye a poner sobre la mesa la discusión sana sobre libertad y tiranía. Más, por supuesto, si de mi patria se trata.

Acepto que todo contribuye a lograr el fin. Pero no dejo de desconfiar de los métodos.
No fue precisamente el exilio, que tantas veces ha socorrido y socorre a la Madre Generosa, en la figura de las remesas que directa o indirectamente, ayudan a sobrevivir y paliar la debacle en que la misma dictadura se ha colocado, el que ha provocado la desunión de los cubanos.

Me ha tocado ver en diversos foros en el exterior, discusiones sobre Cuba, que parecen no tener fin y alborotar a medio mundo. Opiniones a favor y en contra, con la libertad que estos países permiten a sus ciudadanos y que los cubanos injertados por azahar del destino, logramos participar.

Me gusta la unidad en torno a la libertad. La provoco, favorezco y priorizo. Sin libertad no puede haber respeto a la dignidad humana.

Lo que no acepto y desde ya marco mi raya, es unidad, remesas, manipulación de sentimientos, levantamiento del embargo económico y permanencia de la tiranía, transitando hacía un arroz con mango indefinido entre monarquía y pequeños siervos con negocios menores, de vuelta a los años 60, demostrando el régimen un fracaso estrepitoso en política social.

¿Unidad entonces en torno a qué?

Cultura, raíces, idioma, es válido.  

Unidad en torno a una dictadura que se ablanda por la candela de los años y los fracasos.

Un acercamiento discreto y perdonavidas.

Cerca estamos, se ven llegar esos vientos, Silvio Rodríguez cantando junto a Isaac Delgado, reediciones de Lezama Lima, tal vez Cabrera Infante o Arenas.

Lo único que nos falta es que nos llegue por correo certificado La Carta de Cuba.

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